Ricardo Valenzuela
Ante un
movimiento sin rostro, oculto en las tinieblas donde viven esos traidores,
nunca los enfrentaremos en los campos de batalla y, para conocer mejor a ese
enemigo, debemos de acudir a otras fuentes muy lejanas de las tradicionales. Es
cuando debemos de hurgar en la historia que, sabiéndola interpretar, siempre
nos habrá dado las respuestas que buscamos. Desgraciadamente, como parte vital
de las estrategias enemigas, ha sido tomar control de esas fuentes para
manipular también la historia. Pero hay que tratar.
En 1945 los aliados declaraban su victoria sobre las fuerzas nazis en Alemania. Las ciudades de Hiroshima y Nagasaki eran totalmente destruidas por esa nueva arma impulsada por energía nuclear, las tropas de EU tomaban Italia. Los soldados rusos rodeaban el escondite de Hitler quien, ante la derrota, se suicidaba. Cuando menos esa fue la versión oficial ofrecida al mundo. Pero, el cuerpo de Hitler nunca fuera encontrado, se sabría que el cadáver en el bunker era de uno de sus dobles, pero lo callarían. La realidad era que Hitler habia escapado vía las Canarias hacia Argentina.
