Ricardo Valenzuela
El asiento de primera fila que he tenido por muchos años en este gran teatro que conocemos como el mundo que habitamos y, especialmente, en uno de sus apartados más interesantes como son los EU, me ha permitido apreciar de forma especial las diferentes obras presentadas, los diferentes actores, diferentes guiones y demás participantes. Ellos le han dado vida a lo que hemos llegado a entender como la historia de la humanidad. Una historia que la mayoría de las veces, por diferentes motivos, no ha registrado la realidad acontecida durante tantos siglos y nos ubica en el presente confuso.
Una historia cargando una gran responsabilidad porque las huellas que hemos ido plantando con nuestras acciones que, como seres humanos pensantes que somos, siempre tienen orígenes que a muy pocos les ha interesado conocer. Y sin tener esa herramienta que solo emerge ante inquietudes especiales, no podemos tener esa radiografía completa de esas fuentes que tradicionalmente han sido propiedad de quienes han cincelado las historias y destinos que estamos viviendo con una serie de interrogaciones.
Una historia que claramente nos muestra la ancestral lucha entre la fuerza y la libertad. Una obra especial en la cual los principales actores son los seres humanos que, sin lugar a duda, sin utilizar sus habilidades especiales desconocidas, han protagonizado el desarrollo increíble de un entorno mundial que incluye a toda la humanidad. Porque Dios nos ha heredado algo único y especial, una prodigiosa mente con capacidades infinitas que nos distingue de todo el resto de los participantes en su obra. Porque nuestra mente es portadora de una inteligencia que, aun utilizando solo parte de su potencial, durante siglos ha mostrado su celestial capacidad.
Una capacidad que llamara la atención de sabios ancestrales quienes, con sus inquietudes, desarrollaran ese bello instrumento conocido como filosofía para exponernos a realidades desconocidas. Sin embargo, al inicio de esa ancestral era donde la fuerza había logrado importantes avances al darse cuenta de nuestro potencial. Atenas sería el escenario de un evento que dictaría el futuro de la humanidad para, no solo controlarla, sino despojarnos de ella y la primera víctima de su persecución seria el mas grande de todos, Sócrates.
Un filósofo utilizando una metodología desconocida para, no enseñar otro camino, sino exprimir las mentes que, según él, en lo profundo de su interior, siempre habían tenido esa sabiduria. Utilizaría primero la ironía afirmando, “yo solo se que no se nada”, de esa forma fingiendo ignorancia. Seguiría con su Mayéutica que era la palabra para identificar a las parteras, estableciendo que, con su método de preguntas y respuestas, él sería el partero para ayudar a sus discípulos expulsaran las ideas que ya residían en su interior. Pero, para lograr lo que se proponía, antes debería despertar una curiosidad especial y abrir las puertas de sus mentes a una desconocida verdad.
Y con sus resultados, provocaría la histeria de los propietarios de la fuerza para acusarlo de dos pecados. Estar pervirtiendo (desprogramando) a la juventud con diabólicas ideas. Segundo, estar promoviendo se rompiera el lazo controlador de los padres—ya programados—que deberían mantener sobre sus hijos para que se revelaran. Eso le valdría ser condenado y le ofrecían dos alternativas. Su exilio permanente de Atenas o la muerte por envenenamiento. Sócrates, sin dudarlo decidió beber el veneno antes que renegar de sus ideas.
Desde entonces, la posibilidad que la fuerza perdiera ese control que la mantenía despertando la conciencia dormida de la gente, su violento rechazo se convertía en característica milenaria para, con los medios que fueran necesarios, evitar ese despertar de la gente que consideraron la única alternativa permanente para mantener ese poder de su incuestionable fuerza que, a través de los siglos, con diferentes métodos, debian aplicar para mantener esa servidumbre. Pues las herramientas de Sócrates, incluyendo la democracia en su religión, eran fatales.
Sin embargo, la semilla de Sócrates germinaría en un hermoso jardín de libertad, y de inmediato surgían los jardineros en la figura de sus dos discípulos, Platón y Aristóteles. Su muerte sería el inicio de una potente jornada hacia ese ansiado paraíso de libertad para la emergencia de otros pensadores que, con el mismo propósito celestial, mantuvieran el fuego que se había encendido. El mas importante seria Jesus de Nazaret que cambiaria la historia. Después sería la avenida de Spinoza en los paises bajos, Nietzsche en Alemania que sufrirían la misma suerte ante esa poderosa fuerza. Los cimientos de la mitología se derrumbaban ante las ideas liberadoras y surgia el uso de la lógica y la razón del renacimiento.
Pero, en su histeria ante la potencia de las ideas de Sócrates que sobrevivían, como su correspondencia, nacían nuevas formas de tiranía de mentes verdaderamente diabólicas que cimbrarian al mundo. Habían aprendido el gran peligro de los diálogos de Sócrates, Platón y Aristóteles orientados a la nulificación de su poder, el control total de las mentes humanas, que ahora eran propiedad de las monarquías y las iglesias, debería ser combatido agresivamente en todos los rincones del mundo. Y surgia una de sus posibilidades más efectivas y redituables, las guerras que destruyen para luego reconstruir de acuerdo con sus intereses. Ya analizaban el comunismo que era tan atractivo con sus sociedades oprimidas.
Y el inicio del siglo 20 les presentaba un cuadro preocupante. Las monarquías perdían fuerza y la revolucion francesa, aunque de forma troglodita, lo había demostrado y otras peligraban. Pero, surgia otro problema con una gran dificultad para estructurar su antídoto. El republicanismo populista, pero en el concepto exitoso del original, del nuevo pais EU. Ese debería ser su nuevo campo de batalla y, como primer punto, debian reprogramar la mente de esos rebeldes que poblaban ese peligroso lugar de libertinaje económico.
Y, ante esa difícil jornada, fue cuando los Rothschild aparecían en escena con su idea del FED y sus socios americanos. JP Morgan, los Rockefeller, Prescott Bush, senador Aldrich, consuegro de Rockefeller, los Warburg, los Vanderlip, todos miembros del Illuminati, y su nuevo presidente socialista, Wilson. Ahora solo necesitaban su guerra y Wilson dispuesto a surtirla.
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