Ricardo Valenzuela
En los años 80 tomaba un entrenamiento en el Bank of America en la ciudad de Los Angeles cuando, mi tutor y buen amigo, Bob Malone, me invitaba a una conferencia que daría el gran Milton Friedman que tendría un gran impacto en mi vida. En ese evento, ante el irresponsable reclamo de un funcionario de Pemex, el monopolio del petróleo mexicano, el premio Nobel definía el futuro de Mexico como una perpetua mediocridad. Así, después de 40 años, veo que con gran puntería describía el de toda America Latina.
En estos momentos, ante el infierno de Venezuela, que en mucho se asemeja al de toda AL, Trump enfrenta una situación especial con su encrucijada y se pregunta ¿cómo debería proceder? entonces hoy quiero, ante algo que parece imposible, ver el lado positivo de este infierno utilizando el argumento que presentaba Geore Bush I para visualizar una zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia. Y citaba el atractivo del TLC con la participación de Mexico, de una región de 400 millones de habitantes. Es decir, la riqueza potencial de esa gran masa de elemento humano que es el actor fundamental y más importante de las economías.
En estos momentos lo que está en juego es una America Latina que ya reporta casi 700 millones de habitantes (productores y consumidores potenciales) que, en el caso de Venezuela, su porción de casi 40 millones de habitantes, lejos de haber estado desarrollándose como parte de ese sueño continental, se ha sacrificado en manos de los peores enemigos de la humanidad. Es decir, esa acción humana que sabiamente describía Mises, se ha convertido en un infierno de sufrimiento humano de casi 10 millones que lo han tenido que abandonar y, sobre todo, el sufrimiento de los millones que decidieron permanecer en su territorio.
Y los 700 millones que habitan sus paises que, en sus doscientos años de independencias, a diferencia de lo que sucedería en las que fueran colonias inglesas donde, en libertad, construirían el milagro que le diera vida a EU en el mismo paralelo geográfico y de la historia, con menos recursos, pero, con un sistema político en donde su gobierno era verdaderamente republicano y su gran libertad comercial, lo elevarían al nivel de un pais con la etiqueta del más rico, próspero y poderoso del mundo. Algo que debería provocar una profunda reflexión.
Así, el rescate de Venezuela, bien manejado, se puede convertir en el gran ejemplo para toda AL de lo que realmente representa la ruta hacia su grandeza y, en especial, el ansiado bienestar de tantos millones de sus habitantes. Esos millones que los malos gobiernos marxistas los han mantenido en esa vergonzosa pobreza. Y una reflexión profunda, honesta, despojada de la demagogia, nos deba llevar a claramente hacer una comparación que nos acusaría y condenaría ante una triste realidad.
Si unos 300 millones de ciudadanos en EU generan una riqueza de $30 trillones, una población de 700 millones, como la de AL, ungidos con esa misma libertad política y económica, podrían y deberían construir una economía superior a los $60 trillones. Y la vergüenza sería tan obvia y descriptiva, al ver que generamos unos $7 trillones. Pero con $ 60 se podría, finalmente no solo rescatar a sus agraviados pobladores, sino que la nueva región superaría a muy amodorrada Union Europea, propiedad de los Rothschild, que ha sido eterna víctima de su globalismo.
Los mexicanos que participan de forma admirable en esa generacion de riqueza en California, los venezolanos expulsados construyen riqueza por todo el pais, los cubanos que han hecho grande a Florida, los centroamericanos que también la generan riqueza por toda la geografía de EU, los colombianos que también aportan por todo EU. Los agraviados ciudadanos libres en sus paises se darían a la construcción de aquel sueño que el mismo Bolívar les señalaba cuando, ante esa total ausencia de riqueza, les aconsejaba emigrar a EU.
Nos podríamos olvidar de las malas herencias como las de Raul Prebisch, su CEPAL, y su derrotista con su teoría de la dependencia. De los pronunciamientos españoles de Primo de Rivera justificando su dictadura que, como todos los tiranos en AL, culpaba a todo mundo, para luego establecer algo peor, y lo hemos aceptado, porque todos los falsos lideres que surgieran blandían banderas de dignidad, honor, el alma, despreciando al individuo. Nos llevaron a despreciar el sistema de EU en donde individuos son los que marcan la ruta hacia igualdad ante la ley, oportunidades y una honorable conciencia social.
Pero, habría peores herencias venenosas internacionales como el FMI, el Banco Mundial, ONU, OEA, y el horror de millones de burócratas ante la pérdida del poder que han tenido para, con toda premeditación, mantener la región en la edad de piedra. Serían 700 millones de seres humanos finalmente en libertad, la verdadera libertad, con la que estarían provocando el giro más importante de la humanidad. El poder exhibir el fracaso de la UE que, cortesía de los oligarcas globales, la han estancado en la mediocridad invadidos por musulmanes.
Trump ha tratado por todos los medios posibles de no entrar a Venezuela a sangre y fuego, no es su indecisión, es porque él quiere los venezolanos libres la reconstruyan. No quiere destruir ese gran potencial que los chavistas no han podido desaparecer, sus instalaciones, su infraestructura. Él quiere reconstruir algo muy importante, la sociedad de los venezolanos tan agraviada, para que de nuevo tengan ilusiones y puedan soñar en la nueva realidad trabajando hacia ese nuevo destino.
No quiere se repita lo sucedido. Crueles verdugos como Fidel Castro, Chavez, Ortega, Petro, el Peje que, engañaran al mundo fingiendo sus intenciones de liberación ante tiranías, para establecer las suyas peores como en Cuba 66 años, Venezuela casi 30 años, Nicaragua 45 años. Como gran emprendedor que sabe sumar, él quiere esos 700 millones de seres humanos se convierta en un gran mercado de productores y consumidores para todo el mundo.
Trump no es como los políticos profesionales, destructores de nacimiento y de vocación, él es constructor de realidades, algo que muy poca gente entiende y, en medio de su ignorancia, sin realmente saber el motivo, han decidido odiarlo. Él tiene los verdaderos evangelios para la reconstrucción del mundo, no los falsos apócrifos con los que pretenden construir esas cadenas para opresión de la humanidad.
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