Ricardo Valenzuela
Los graves acontecimiento que he observado en los EU durante los últimos cinco años que, claramente señalan, la preparación del campo para ejecutar estas acciones criminales fue en las administraciones de Clinton, Bush, Obama, me han llevado a pensar que se han perdido los EU que conocimos. Y, antes de darle sepultura, vale la pena llevar a cabo un análisis y, tal vez, entender cómo ha sucedido. No como algún tipo de consuelo, sino porque, quizá, podríamos ver tienen algún tipo de remedio y actuar.
Es un hecho que la herramienta para esta destrucción ha sido el partido demócrata. El partido que originalmente representaba los ideales y la filosofía libertaria que fuera el cimiento sobre los que se construía el país, el partido del más libertario de los padres fundadores, Jefferson, el de Adams, el arquitecto de la constitución. El partido de Cleveland que fuera el último presidente libertario, ese partido que lo han convertido en la cloaca de podredumbre contagiando gran parte de la población.
Y vale la pena preguntar ¿Cómo sucedió esta tragedia? ¿Cuál fue la ruta para llegar a este infierno? Este destino en el cual, solo un ejemplo de esta putrefacción ha sido el cobarde asesinato de Charlie Kirk, solo porque a uno de esos especímenes que han construido, no le gustaran sus ideas. Y es cuando surge la figura triste de Cleveland con su bandera libertaria, al ver el proceso que se arreciaba para darle vida al cuasimodo del presente. Ese proceso en el que había sucumbido el republicano Teddy Roosevelt y generara la presidencia de Wilson.
Y la gran sorpresa de un Wilson quien fuera miembro del grupo conocido como demócratas Bourbon que, curiosamente, era formado por demócratas que todavía luchaban para no abandonar las ideas libertarias que le habían dado vida. Sin embargo, Wilson ya instalado en la presidencia, iniciaría la ejecución de las políticas que mostraban su nueva dirección socialista que se decidía fueran la nueva plataforma. Y, de inmediato las aplicara para llevar el país a la primera guerra mundial.
Fue cuando Nietzsche afirmaba: “El evento más grande de la nueva modernidad es que Dios ha muerto, es la idea que ya cubre al mundo entero. A Europa ya la cubre esa sombra y es un hecho que a nosotros, filósofos y espíritus libres, nos hace sentir iluminados ante este bello amanecer, nuestros corazones están invadidos de gratitud, de una impresión celestial, un presentimiento, la expectativa, porque finalmente este nuevo horizonte luce ya sin obstrucciones.”
Una nueva ola de ideas cubría también a EU a finales del siglo 19. Pero, no eran totalmente nuevas, sino que se les daba una dirección diferente. Algo que serviría como iluminación para los intelectuales fue la evolución. No simplemente la evolución biológica, sino apuntada hacia todos los recintos de las ideas, lo que provocaba que muchos pensadores observaran todo a través de ese lente. Ellos habían buscado alguna explicación natural para entender el significado del mundo, ahora tenían respuesta.
La formulación de ideas surgía de Europa y llegarían a EU. Pero, esas ideas no eran solo eran naturalísticas en su carácter, sino también de oposición a lo sobrenatural y a las viejas corrientes filosóficas y metafísicas. La ciencia estaba remplazando a la filosofía, el hombre remplazaba a Dios como su estructura mental, y la historia remplazando a la metafísica. El romanticismo que provocaba sentimientos y conocimiento tendía a devaluar la razón. Como la filosofía perdía su influencia disciplinaria sobre el pensamiento, los pensadores se orientaban más a las explicaciones de solo una fuente de ideas como base (ideología).
El siglo 19 sería la era de la ideología. Y muchas ideas y doctrinas fueron importadas de Europa, y algunas de ellas tendrían gran impacto mundial. La ideología se define como una doctrina basada en una sola raíz de ideas. Así, la idea de la evolución se convirtió en agente galvanizado para una variedad de ideologías dándoles un vigor que no habían tenido. Nacían como positivismo, hegelismo e infinidad de ismos.
Pero, sería Herbert Spencer, un filósofo inglés, quien sentaría el esquema de evolución universal para el mundo que hablaba inglés. Afirmaba que todo estaba sufriendo un cambio, pero, no un cambio aleatorio, sino uno hacia la autorrealización y perfección de acuerdo con la ley de cambio y progreso. Era su concepto de evolución. El progreso no era accidente, sino necesario. En lugar de la civilización siendo artificial, es parte de la naturaleza que tanto elevara Spinoza.
Entonces, todo era una sola pieza como el desarrollo del embrión o el despliegue de una flor. Las modificaciones que la humanidad estaba experimentando, y sigue experimentando, era el resultado de una ley subyacente a toda la creación orgánica; y era al que surtía para que la raza humana continuara su camino. Esas modificaciones debían concluir con su integridad total. El alertaba contra el peligro de abandonar la filosofía Laissez Faire que se estaba llevando en Europa y los EU.
Las ideas de Spencer tendrían un gran discípulo en EU, William Graham Summer y las de Darwin invadían Harvard que listaban todo estaba en un estado de flux, alteración, adaptación y ajuste. Todo parecía ser relativo al tiempo y lugar. La idea del relativismo alcanzaba tal popularidad, que al inicio del siglo 20 Einstein daría a conocer su teoría de la relatividad, con ella atrapaba al mundo, sobre todo, al declarar creía en el dios de Spinoza.
Para Spencer, Dios era lo desconocido. Darwin habia abandonado su iglesia por la ciencia y crecía el enfrentamiento entre el materialismo y la religión. Acusaban al materialismo del desahije de Dios. Y aparecía Nietzsche, pero, se aclaraba la muerte de dios no era desaparición, sino el alejamiento de la moral. Porque el veía un futuro de gran demolición y ruina. Y todo el sistema de moralidad destruido. Y pasaba a identificar el gran problema del hombre, su insaciable deseo de poder, un impulso animal, que se irá acompañando con un libertinaje destructor.
En 1890 Mary Lease con furia gritaba. “Wall Street es el propietario del pais. La gran gente común somos sus esclavos, y el monopolio es el amo. Nosotros queremos dinero, tierra, transportación, y queremos tener el poder de recibir préstamos directo del gobierno. Queremos que el maldito sistema de ejecución hipotecaria desaparezca o que explote otra revolucion.”
Los Rockefeller, JP Morgan y resto de oligarcas preocupados se daban cuenta, era hora de programarlos.
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