Ricardo Valenzuela
Siendo estudiante en el Tecnológico de Monterrey un día acudía al cine para aprender una lección. Al llegar el título de la película me parecía raro, “Perro Mundo,” pero entraba a la sala. Desde el inicio de la cinta hasta su final, me mantendría asqueado al estar atestiguando lo que era una larga historia de las peores tragedias que los seres humanos hemos provocado a través de la historia. Fue algo que durante mucho tiempo me provocaría a una reflexión rehusando a creer tanta maldad fuera posible. Pues era un chamaco de 18 años.
Pero, después de muchos años, me di cuenta de que esa maldad existe y lo atestiguaba en la realidad, y lo que aquella cinta nos presentaba, me parecía como un cuento infantil de los producidos por Disney. Y, lo más grave, una maldad viviente y creciente, que ya es algo tradicional. Fue cuando decida conocerla a fondo.
En estos momentos he podido identificar las causas de esas aberrantes conductas de la gente. Para ello acudí a la filosofía política y, sobre todo, a esa filosofía como una rama que toca la moralidad, es decir, filosofía moral. Así encontraría una enorme variedad y para no perderme, acudí a la sabiduria de Isaiah Berlin quien, años atrás, se habia haría estas preguntas ¿Por qué algunos individuos deben obedecer a otros, o grupos u organizaciones? ¿Bajo que circunstancias la gente obedece ¿Cuándo dejan de obedecer? ¿Por qué alguien obedece a alguien más?
Porque ese filósofo ampliaría el panorama de la obediencia para definir el significado del Estado, sociedad, el individuo, las leyes etcétera, citando a seis pensadores. Helvtius, Rousseau, Fitchte, Hegel, Saint Simon y Maistre. Sin embargo, siendo todos grandes mentes, se habia provocado que Berlin los etiquetara como traidores de la libertad.La aportación de Helvtius sería especialmente potente. Un hombre que siempre buscara un solo principio que debía ser la definición de las bases de moralidad, y responder la pregunta de cómo la sociedad debería fundarse, cómo el hombre debía vivir, a donde debería ir y lo que debería hacer, con el mismo grado de autoridad científica con el que Newton exponía y actuaba en la física. Así llegaría a pensar que lo habia encontrado y él se le debía identificar como fundador de una nueva ciencia donde podría ordenar el creciente caos político y moral reinante. Es decir, debía ser el Newton de la política. Los principios de lo que hoy día es la ingeniería social con la que se controla el mundo. De inmediato surgían feroces críticos.
Uno de ellos preguntaba ¿Cómo se podría lograr esto? Pues moralidad es la ciencia de las relaciones entre las mentes, voluntades y acciones de los hombres, de la misma forma en que la geometría es la ciencia de las relaciones entre cuerpos ¿Cuál es la geometría de la política? ¿Cómo se podrá ubicar ciencias sociales al mismo nivel de certeza de la física y geometría? Él pensaba haber encontrado la respuesta. Acudía a un dialogo entre Dios y el hombre, y él conseguía que Dios afirmara:
“Yo te he dado sensibilidad. Pero, con la ciega herramienta de mis deseos e incapaz para detectar mis objetivos, sin saberlo, cumplirás mi propósito. Te entrego placer y dolor; ambos velarán tus pensamientos y acciones, despertarán tus miedos, amistades, sentimientos, alegrías, provocarán tus deseos, miedos y esperanzas, te revelarán verdades, te hundirán en el error y, tras hacerte generar un millón de absurdos sistemas morales y legislativos, un día te revelarán los principios de cuyo desarrollo dependen el orden y la felicidad del mundo moral.”
De acuerdo con su principio, lo único que el hombre desea es placer, y lo que quiere evitar es dolor. Los únicos motivos por los que el hombre actúa como se rige la gravedad y otros principios físicos que actúan sobre cuerpos inanimados. De perdida se descubria el principio más importante. Si queremos conocer lo que causa los seres humanos ser como son, sus conductas y los resultados que obtienen. Lo que provoca sus amores y sus odios, sus pasiones, sus ideas, esperanzas y sus temores. Es su persecución consciente o inconsciente de placer y evitar el dolor. ¡Eureka!
Y para tener completa la ecuación del control de la humanidad, se debía preguntar ¿Por qué los hombres no son felices? ¿por que hay tanta miseria, injusticia, incompetencia, ineficiencia, brutalidad, crueldad, dolor, tiranía? Es porque el hombre no ha aprendido como lograr placer y evitar dolor. Porque son ignorantes y siempre los domina el miedo. Son infelices porque el hombre por naturaleza no es bueno ni sabio. Por eso sus tiranos siempre han operado para mantenernos ignorantes de la función de la naturaleza. Un deliberado esfuerzo de políticos, sus soldados, sus religiosos y aquellas autoridades que antes iluminaban. Ahora se suman al esfuerzo para mantenernos en oscuridad y seguir con sus explotaciones. Y nos hemos conformado.
El hombre tiene el derecho natural a la felicidad, a la virtud, la verdad, la libertad. Un ramillete donde van todas juntas, pero nos han expropiado algo nuestro por la maldad de otros, por la maldad de su naturaleza, por su falta de integridad, por una grave enfermedad intelectual y moral, porque no hemos aplicado higiene social, espiritual, moral y ellos siguen cabalgando en su avanzada esclavizadora con muchos espectadores pasivos.
¿Qué se debería hacer para esta liberación? Porque nos han hecho creer no hay solución. Pues solo predicando al viento no es lo que logrará su derrota, porque al hombre lo han hecho más ignorante, más ciego, nos han convertido en esclavos de sus pasiones, esclavos de nuestros hábitos, otros esclavos de lealtades sin sentido e irracionales. Todo lo predicado por las religiones nada ha resuelto porque el hombre es lo que es, por su diabólica educación, sus circunstancias, su pobreza, temor, ignorancia. Esos factores que los han desviado de su verdadero propósito, que los han convertido en lisiados naturales.
Por eso vivimos en este mundo fellinesco. Por esos se atreven a robar elecciones, a llevar a cabo saqueos vergonzosos como los de USAID. Por eso toda America Latina continúa en su eterna y vergonzosa pobreza y en manos del narcotráfico, y Maduro amachado en la silla. Por eso el sistema financiero del mundo occidental está a punto del colapso con sus $3 cuatrillones de la burbuja de sus derivativos. La deuda global ya alcanza más del 300% del PIB mundial. Y las bandas globales del crimen y la CIA tratan de asesinar a Trump.
Veremos qué opinan los demás filósofos de Berlin
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