Ricardo Valenzuela
Para entender el asesinato de Charlie Kirk hay que partir del intento de asesinar a Trump y el de Gaddafi. El asesinato de Charlie ha causado una ola de consternación mundial que nadie se imaginara y, ante las declaraciones de su joven viuda que han cimbrado a ese mismo mundo, quiero exponer una serie de interrogantes que me han surgido. Porque creo que el asesinato no es lo que nos dicen y que rápidamente quedó resuelto. Pues me parece muy cómodo considerar fue un crimen de odio ejecutado por un chamaco programado, pero quedan cabos sueltos.
En primer lugar, la eliminación de Charlie representa una gran victoria estratégica para las fuerzas infernales del Nuevo Orden Mundial. Es decir, no es simplemente la muerte de un muchacho idealista y soñador queriendo hacer su aportación para construir un mundo mejor. No, Charlie era una increíble fuerza que, inclusive, mostrara esa potencia en la elección pasada que hasta el mismo Trump ha reconocido. Era fuerza letal que se debía tratar, como definen los militares, con prejuicio extremo.