Ricardo Valenzuela
En mi azarosa vida, es la primere vez que, al inicio de gobiernos de quienes ganaran sus elecciones, y ya cuento las de Reagan, la del primero de los Bush, las de Clinton, las del segundo Bush, las de Obama, la de Trump, y la de Biden, y veo que sus acciones desde antes de ser juramentados, de alguna forma van dibujando lo que la gente debe esperar. Y ahora veo a un Trump quien, después de un descanso de 4 años, ha estado ya provocando emociones tan poderosas notificando las acciones que se propone ejecutar y son temerarias y totalmente diferentes a la costumbre.
Pero, no solo ajenas a las tradicionales que parecen emanadas de un guion preparado y se les entrega a los elegidos. Las palabras y las acciones de Trump han estado notificando que esta segunda edición de su gobierno, serán acciones que jamás alguien se hubiera atrevido siquiera enumerarlas. Mucho menos un juramento de llevarlas a cabo con el compromiso de lograr objetivos que se han notificado, y estos señalan que estarán tirando murallas, fortalezas, y monumentos, que durante toda la vida republicana han sido templos sagrados de sacerdotes criminales que se defienden contra todo.